El 5 de junio de 2016 marcó el destino político de Manlio Fabio Beltrones.
De esta elección dependía en mucho su posible postulación como candidato del PRI a la Presidencia de la República en 2018.
¡Fue un desastre!
De 12 gubernaturas en juego, su Partido perdió 7 y un sin fin de cargos.
No se duda que el Presidente Enrique Peña Nieto le hubiera pedido su renuncia al Partido, aunque el sonorense dijo que se iba porque tenía vergüenza y su ética política así se lo exigía.
El pasado 6 de junio se disputaron 15 gubernaturas, 8 eran del Partido Revolucionario Institucional y, como dice la canción de los perritos, no le quedó ninguna. No obstante, Alejandro Moreno, dice que el PRI ganó, resistiéndose a renunciar.
Ni Campeche, su tierra natal, pudo conservar.
En efecto, el PRI ganó la consolidación de ser una tercera fuerza política encaminada a su desaparición si no sucede un rescate extraño.
La división interna es inobjetable; el golpeteo de Ulises Ruiz, por igual; el descontento general es patente.
¿Quién será el que aseste la puñalada definitiva al otrora Partido invencible, la organización que inspiró la “Dictadura Perfecta”?
¿Alito; Ulises; Murat; Peña; Videgaray…?
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