El Gobernador electo camina animado.
Su semblante es relajado; no muestra fatiga, agradeciendo el voto que le hizo ganar el pasado 2 de junio y, a la vez, nombrando a su equipo cercano, acrecentando la zozobra entre los que rezan para ser tomados en cuenta.
Otro, con la elección ganada y a 20 días de tomar posesión, estuviera detrás de un escritorio dando órdenes, preparando la celebración e invitando a personalidades que le acompañarán en el cambio de Poderes.
Esto, molesta a sus enemigos que no han parado de lanzarle ácido en críticas.
Sin embargo, Barbosa, no se muestra preocupado, a pesar de que se oficializó un cambio en sus designaciones en una Secretaría clave, como es Seguridad Pública, el de Marco Antonio Ortega Siu, quien cede la invitación al Vicealmirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez. Esto generó descalificaciones y la suposición de que le están imponiendo funcionarios.
Hay que enfatizar que Miguel Barbosa puede hacer los cambios que crea convenientes, así como modificar su opinión si es lo sensato, no sólo ahorita, sino ya siendo Gobernador Constitucional, nada se lo impide.
Es hombre de convicciones y vencedor de obstáculos. Se debe recordar que en 2018 fue víctima de un fraude gigante en la elección y cuando parecía que estaba derrotado, se levantó para dar la cara, luchar y enfrentar la tiranía morenovallista representada en ese momento por Martha Erika Alonso.
El 24 de diciembre de ese año, intervino la justicia divina.
Enfrentó una nueva encuesta interna en MORENA y triunfó sobre el Senador Alejandro Armenta Mier, sofocando la rebelión armentista que tiene entre sus incondicionales a su vocero José Tomé; a la conflictiva Violeta Lagunes; a los Diputados José Juan Espinosa y Héctor Alonso Granados; a los Alcaldes de San Pedro Cholula y Amozoc, Luis Alberto Arriaga y la oveja de la iglesia de la Luz del Mundo, Mario de la Rosa, respectivamente, nada más por citar algunos.
Echó abajo los intentos perversos de pulverizar su candidatura y su estado físico.
Lo enfermaron hasta la exageración y hasta desearon su desaparición, fracasando los demonios.
Después de vapulear en los comicios al farsante “panista” Enrique Cárdenas Sánchez, las opiniones adversas siguieron, maximizando la baja participación del 38 por ciento, aunque en Baja California, que también ganó MORENA, el porcentaje de asistencia a las urnas apenas alcanzó el 30 por ciento.
Entonces echaron mano de la falta de legitimidad, lo que es una aberración, porque eso se gana no sólo con el voto democrático, sino con un buen gobierno.
Está cerca el relevo, después de cumplir con creces el interinato de Guillermo Pacheco Pulido que ha sido reconocido en el entorno nacional.
El vencedor de obstáculos tendrá su gran oportunidad a partir del 1 de agosto.
Quienes sean y de donde sean sus funcionarios, no importa si cumplen a cabalidad y responden a las expectativas generadas de combate a la corrupción e impunidad y que la pobreza y desigualdad empiecen a ceder.
El bienestar es esperado como un bálsamo ante tantas vicisitudes.
Sólo habría un pero del pueblo en referencia a los elegidos por Barbosa para ayudarlo a gobernar: Que no sean defraudadores ni tengan antecedentes penales ni ligas con vivales que imaginan que pueden enriquecerse como en el pasado.
No es complicado olfatear a los que destilan corrupción.
Basta revisar antecedentes.
La historia no se borra.
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