REFLEXIONES
¿Qué su captura puede generar dividendos en la lucha electoral del 6 de junio?, por supuesto.
¿Qué hay expedientes más negros que el chapopote y están en veremos?, también.
¿Qué golpea al PRI, a pesar del desligue de sus dirigentes del marinismo?, sin duda, aunque conozco historias de compadrazgo vigentes que hacen inútil su negación.
Pero si se tuviera que calificar a los peores Gobernadores de Puebla en los últimos 35 años, tendríamos que empezar por Mariano Piña Olaya, Rafael Moreno Valle Rosas, y Antonio Gali Fayad, en ese orden, sin desconocer el sexenio del mañoso Melquiades Morales Flores, creador político y protector de Rafita nieto del General; terminando con Mario Marín Torres, acusado por el presunto delito de tortura a la señora Lydia Cacho Ribeiro.
Cualquiera de ellos llegaría a juicio bajo la presunción de inocencia, hasta que el Estado no demuestre lo contrario.
Rafael y su esposa Martha Erika, ya han sido juzgados en otro escenario intangible e inimaginable.
No meto en la misma bolsa a Manuel Bartlett Díaz. Y no lo soslayo porque pertenezca al gobierno de la llamada Cuarta Transformación, sino porque con todo y su vida convulsa, no existen señalamientos concretos ante los tribunales que constituyan pruebas fehacientes que permitan su inhabilitación, persecución y captura.
Tampoco le doy cabida al interino Guillermo Pacheco Pulido, a pesar de que desapareció 91 mil millones del presupuesto en 2019 y las obras anunciadas no se ven ni en sueños. Lo gracioso es que tampoco se sabe de denuncias oficiales en su contra.
De los mencionados, ¿quién destrozó a mansalva el Estado poblano, lo dejó en la miseria y creció el número de pobres? Podría ser una mezcla de todos ellos; sin embargo, Moreno Valle y Tony Gali se llevan las palmas. Sus contlapaches están más enlodados que el fondo del río Atoyac.
Desde que inició la confrontación entre Marín y Lydia Cacho, señalé que había mentiras en el expediente, en las declaraciones y acusaciones. Hoy, se podrá saber la verdad de ambas partes si se actúa sin sesgos e imparcialidad. Sin embargo, también me atrevo a decir que al oriundo de Nativitas se le encontrarán otras agravantes, dada la fortuna que dicen que tiene y por lavado de dinero.
El ex Gobernador Mario Marín Torres de ninguna manera constituía una figura prioritaria en el combate a la corrupción e impunidad. No me digan que su captura significa más que echarle el guante a Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quesada, Enrique Peña Nieto, Javier Lozano Alarcón, Emilio Lozoya, los Duarte, los implicados en la estafa maestra, en el caso Odebrecht, la Estela de Luz, los que firmaron las reformas energética y educativa, etcétera.
En Puebla, si hubiera que calificar a Marín, yo diría que fue un buen gobernante, así, a secas; que manejó asuntos con orfandad de amigos, consejeros capaces y leales, tomando decisiones equivocadas que le valieron el desprestigio, sepultando su administración apenas iniciada, orillándolo a negociar la gubernatura que terminó en manos de Rafael Moreno Valle Rosas, uno de los peores depredadores de Puebla, superando al ignominioso Mariano Piña Olaya y al hipócrita Melquiades Morales Flores, sepulturero del PRI poblano junto con su hijo Fernando Morales Martínez, actualmente hábil vendedor de candidaturas en Movimiento Ciudadano, actividad que perfeccionó en el Revolucionario Institucional.
Antonio Gali Fayad, aunque se diga que no fue lo mismo que Moreno Valle Rosas, le bastó ser su títere, perdiendo su propia voluntad y hasta la voz con que imitaba a Emmanuel.
Marín, tendrá que pagar lo que deba. Y no sólo él, también ex funcionarios que se beneficiaron; igualmente habría que explorar en las fortunas de los gobernantes citados líneas arriba y de sus cómplices que hoy buscan un cargo de elección popular; habría que rascar en la historia de Periodistas que tienen lo que nunca soñaron al recibir canonjías inverosímiles con Moreno Valle Rosas, Eukid Castalón y la cofradía morenovallista.
Y si hubiera algún reclamo para aquellos que traicionan a Marín, a pesar de haberlos tratado como reyes de la pluma, solamente sería por su falta de hombría y el propósito de acomodarse en la esfera del poder.
Veremos hasta dónde ha dicho la verdad Lydia Cacho Ribeiro.
Veremos si Mario Marín Torres saca lo que lleva clavado muy adentro.
La conciencia también condena y mata.
Es tiempo de zopilotes, pero también de desplumarlos.
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