REFLEXIONES
El hecho de trabajar en un periódico o programa de radio nacional no es sinónimo de ser buen reportero o periodista. Conozco a varios papanatas y hasta vivales que viven de sorprender a incautos.
Igualmente tengo el gusto de tener amistad con reporteros y periodistas de Estados que podrían dar el ancho en cualquier medio nacional de trascendencia. Nunca el ejercicio de la profesión es menor en provincia; estúpidos son los que se autocalifican de aldeanos o pueblerinos, denigrándose ellos mismos.
Viene a cuento esta pequeña reflexión por el periodista Oscar Mario Beteta, quien en su espacio en Fórmula radio y televisión, se atrevió a calificar la destitución ilegítima y amañada del Presidente de Perú, Martín Vizcarra, como un ejemplo de democracia y justicia peruana, que debería sentar un precedente en el mundo.
“Perú, es un gigante de la democracia que debería replicarse en otros países de primer mundo”. Así lo señaló en su programa, haciendo alusión a México, como queriendo proyectar lo sucedido en el Congreso peruano hacía el mexicano, pues sabido es que Oscar Mario Beteta forma parte del grupo de profesionales de la información que están en contra del Presidente Andrés Manuel López Obrador y la llamada Cuarta Transformación.
Beteta, nunca se percató ni mucho menos analizó que la decisión de los Diputados incas estaba fuera de toda legitimidad y que actuaron de acuerdo a conveniencias por la ambición del poder. Su decisión se basó en la acusación de cuatro personajes que quieren ser Presidentes, pero al mismo tiempo también tienen señalamientos de corrupción.
No había ni hay, hasta el momento, pruebas de lo que se acusa a Vizcarra, quien ya había convocado a elecciones en 2021. ¿Ejemplo de democracia y justicia? Por favor, Beteta, al igual que los verdugos de Vizcarra, solamente se expresaron ciega y visceralmente sin conocer el fondo del entramado.
¿Ejemplo de democracia mundial es Perú?
De ser así, no se hubiera permitido 10 años en el ejercicio del poder a Fujimori ni de su hija ni de haber destituido a Pedro Pablo Kuczynski ni orillado al exilio y luego al suicidio a Alan García.
Encarcelar sin pruebas contundentes huele más a venganza y persecución que a legalidad. Por eso se va Manuel Merino, después de una semana en el cargo y llega Francisco Sagasti con la guillotina sobre su cuello.
La crisis en Perú se ha enlutado con el asesinato de dos jóvenes que protestaban pacíficamente por la destitución cameral de Vizcarra.
No hay Vicepresidentes ni calma ni orden, solamente caos.
En Perú se olvidaron de los derechos humanos, los derechos políticos, de la presunción de inocencia. Basta ser acusado sin evidencias para ser destituido y encarcelado.
¿Esto es justicia?
Es el periodismo analítico de “primer mundo” que ofrece Oscar Mario Beteta, al igual que otros tantos iluminados.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx