RODRIGO SANTAMARÍA
¿Por qué han aparecido algunas notas en medios nacionales deslindando la relación familiar y empresarial entre Armando Prida Huerta y Armando Prida Noriega, éste último aprehendido ayer por formar parte de una red de extorsionadores de funcionarios federales, apareciendo entre los afectados Alfonso Romo y Julio Scherer?
Esas notas aseguran, sin temor a equivocarse, que Prida Huerta es un empresario próspero y filántropo poblano, honesto, comprometido con la legalidad, generoso. Añadiendo que la relación entre padre e hijo se fracturó hace más de 8 años y que Prida Noriega utilizó el apellido para abusar.
¿Es poblano Prida Huerta?
¿Caben todos esos calificativos apologistas en su honor?
Antes de eso, mejor sería investigar su llegada a Puebla; el funcionamiento de sus negocios; su relación cercana con Rafael Moreno Valle Rosas y Antonio Gali Fayad; las concesiones que le fueron otorgadas desde 2011 a 2018; sus beneficios con el FOBAPROA y por qué se fracturó la relación con su o sus hijos.
La gente rumora que aparte de ser dueño del periódico Síntesis que atacó con furia a Andrés Manuel López Obrador y Miguel Barbosa, favoreciendo a Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle Rosas, es ahora socio en El Heraldo de Puebla, cuyo cabezal es propiedad de Ricardo Henaine Mezher.
¿Qué verdades se desprenden de todo esto?
Por cierto: ¿Ya terminó el litigio entre directivos de El Heraldo de México y Ricardo Henaine Mezher, que, coincidentemente tiene que ver también con la propiedad del cabezal? Y si algo faltara, el medio nacional despotrica contra Barbosa, quizá dolido porque las puertas no se le han abierto, prefiriendo seguir sosteniendo una relación estrecha con el ex Timbiriche Maximiliano Cortázar, hombre de las confianzas de Felipe Calderón Hinojosa y ex vocero oficial de Rafael Moreno Valle Rosas.
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