Luis Enrique Quintero
Quienes fueron titulares de la Fiscalía General del Estado (FGE), Víctor Carrancá Bourguet; de la oficina de gobierno, Juan Pablo Piña Kurczyn y de la Secretaría de Seguridad Pública, Facundo Rosas Rosas, durante el funesto gobierno de Rafael Moreno Valle, deben ser investigados y enviados a prisión por el homicidio del niño Alberto Tehuatle Tamayo.
Esta es la enérgica y sentida demanda de la madre del menor, Elia Tamayo, quien este lunes se presentó en las oficinas centrales de la FGE, en la 31 oriente y bulevar 5 de Mayo, para formular la denuncia correspondiente y ser atendida personalmente por el fiscal Gilberto Higuera Bernal, lo que nunca antes había sucedido.
Aquellos hechos fatales sucedieron el 9 de e julio de 2014, en la junta auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan, donde se registró una protesta del pueblo porque el gobierno del estado les había retirado el Registro Civil, movimiento que fue reprimido por la policía estatal que (por órdenes superiores) utilizó balas de goma –durante la llamada “ley Bala”- contra la población. Una de las balas hirió al pequeño Alberto, en ese entonces de 9 años de edad, quien falleció días después cuando recibía atención médica
Este lunes, acompañada de su abogado y de la activista de izquierda Araceli Bautista, solicitó al fiscal que se abra una investigación en contra de los tres ex funcionarios, como autores intelectuales, aunque el principal ya está muerto y se llamó Rafael Moreno Valle Rosas, sentenció la consumida madre.
De acuerdo con informaciones llegadas a nuestra Redacción, lo que se sabe de esos tres infames es que Carrancá se oculta en Sudamérica, Facundo anda a salto de mata, no tanto por este caso, sino por su presunta complicidad con el ex jefe de la seguridad pública federal, Genaro García Luna (preso en Estado Unidos) por sus nexos con la mafia, de quien era uno de los más allegados y, finalmente, Juan Pablo Piña (hijo de Mariano Piña Olaya, considerado uno de los peores gobernadores que ha tenido Puebla), aún se las ingenia para vivir del dinero del pueblo.