REFLEXIONES.
He reiterado que en eso de las alianzas políticas con miras a la elección de 2021, veo cerca al PRIMOR y no al PRIAN.
No sé si de manera oficial, pero la veo.
Es más, PRIMOR se oye más romántico, rima en el espectáculo político y las señales podrían llegar desde los confines celestiales vía San Lázaro, el personaje bíblico amigo de Jesús, hermano de María Magdalena y Santo venerado con pasión en Cuba, que podría aparecerse en la Cámara de Diputados para atestiguar la selección legal de la priista Dulce María Sauri Riancho como Presidenta de la Mesa Directiva del próximo año, aún por sobre los caprichos y faltas de respeto del tormentoso legislador petista Gerardo Fernández Noroña.
En el juego político de saber cumplir acuerdos y negociaciones, en Puebla tiene que ver el flamante líder del CDE del PRI, Néstor Camarillo, cuya misión central es crear nuevos cuadros, reacomodar los existentes, sentarse con líderes de otras organizaciones y fortalecer vínculos que le reditúen votos a su Partido y la posibilidad de desbancar al PAN como segunda fuerza política en el Estado.
Obtener en 2021 el mayor número de escaños locales y federales, así como Presidencias Municipales, consolidando posiciones que tiene en su poder, es uno de los enormes retos de Néstor y su equipo de trabajo. Sus detractores lo acusarán de todo; sin embargo, su margen de maniobra, su capacidad de realizar acuerdos, de liderar una oposición seria sin abrir frentes innecesarios, le redituarán la posibilidad de ir a la guerra bien armado.
Hay quienes ya lo señalan de entablar pláticas con el gobierno de Miguel Barbosa Huerta. Yo pregunto: ¿Y si así fuera?
Sostener una buena relación de acuerdos y respeto, no es sinónimo de entreguismo ni de ser oposición débil, por el contrario, eso hablaría de inteligencia.
¿Quién osa descalificar a Camarillo por eso?
No se muerdan la lengua.
El PRI arrodillado y sin dignidad se vivió con Pablo Fernández del Campo y Fernando Morales Martínez y nadie dijo nada. El dueño era Rafael Moreno Valle Rosas.
Hoy, los priistas que han renunciado al PRI, como Germán Sierra Sánchez, Adela Cerezo Bautista y Juan Manuel Vega Rayet, así como otro puñado, también guardaron silencio por el papel de servidumbre que protagonizó el tricolor ante el morenovallismo.
Su intentona de adueñarse del Partido en Puebla, fracasó, no sólo porque se está regenerando, sino porque Alejandro “Alito” Moreno ha definido la ruta que quiere. Si los renegados pensaron que le harían un hoyo al PRI, se equivocaron; por el contrario, le hicieron un favor en su obligación de “purificarse”.
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