Este 28 de agosto de 2020 se cumplen 57 años del histórico discurso “I Have a Dream” (“Yo tengo un sueño”) del reverendo Martin Luther King Jr., uno de los luchadores sociales más importantes de Estados Unidos y del mundo.
En medio de las últimas muestras de violencia en contra de ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos, las palabras dichas por el reverendo continúan invitando a la reflexión.
En Uno TV te platicamos cuál era el “sueño” de Martin Luther King y la importancia histórica de estas palabras a casi 6 décadas de su pronunciación.
¿Cuál era el sueño de Martin Luther King?
Martin Luther King expresó su deseo por un futuro en el cual la gente de tez negra y blanca pudieran vivir armoniosamente y como iguales en territorio estadounidense y a nivel global.
El discurso fue pronunciado desde las escalinatas del Monumento a Lincoln en Washington, el 28 de agosto de 1963, es considerado como uno de los mejores discursos de la historia.
“Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño “americano”.
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: “Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales”.
Martin Luther King.
Inicios de sus luchas sociales
Martin Luther King nació el 15 de enero de 1929 en la ciudad de Atlanta, Georgia. Estudió sociología con estudios de posgrado en teología y obtuvo un doctorado en esa misma rama por la Universidad de Boston.
Se volvió pastor de la Iglesia Baptista Dexter Avenue en Montgomery, Alabama, donde comenzó su lucha por los derechos civiles.
En ese mismo lugar, Luther King lideró acciones en contra de líneas de autobuses que discriminaban a la población afroamericana.
Martin Luther King, ejemplo de cambio social
Martin Luther King dedicó su vida a promover la igualdad y el respeto de los derechos humanos de la población negra de Estados Unidos, sobre todo en beneficio de las personas más pobres y víctimas de la injusticia social.
Su mejor herramienta para protestar contra estas injusticias fueron las protestas pacíficas, en las que pronunciaba discursos que siguen resonando hasta la fecha en un país marcado por el racismo y la desigualdad.
Una vez terminada la guerra y adoptada la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la lucha por estas garantías cobró efervescencia en el mundo.
Para las décadas de los años 50 y 60, surgió y ganó fuerza en Estados Unidos el movimiento por los derechos civiles, con el que la población afroamericana de ese país buscaba una igualdad de derechos ante la ley.
Aunque Estados Unidos había abolido la esclavitud desde la segunda mitad del siglo XIX con la Guerra Civil y pese a la participación de numerosos afroamericanos en la Segunda Guerra Mundial, persistían la discriminación y el racismo, especialmente en el sur del país.
Marcha de Washington, momento del histórico discurso
A partir de estos hechos, Martin Luther King ganó un gran poder de convocatoria y le permitió liderar eventos históricos, como la “Marcha de Washington”, realizada el 28 de agosto de 1963.
Fue en esta marcha cuando el reverendo pronunció su histórico discurso “Yo tengo un sueño” (“I Have a Dream”), palabras que lograron trascender fronteras y le valió un gran reconocimientos y respeto a nivel internacional.
A partir de este evento, se lograron proclamar leyes a favor de los derechos civiles, que garantizaban, entre otras cosas, el derecho al sufragio libre de todos los ciudadanos de Estados Unidos sin ninguna restricción discriminatoria.
“Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter. (…) sueño que un día en Alabama las niñas y los niños negros puedan tomarse de la mano con las niñas y los niños blancos como hermanas y hermanos…”
¡Hoy tengo un sueño!
Dijo el luchador social en esa movilización en la capital estadounidense.
Premio Nobel de la Paz
Un año más tarde, en 1964, Martin Luther King recibió el Premio Nobel de la Paz, siendo el galardonado más joven hasta ese momento.
Para muchos especialistas y sociedad en general, Martin Luther King tenía una carrera política prometedora; sin embargo, esta terminó el 4 de abril de 1968, cuando James Earl Ray disparó un rifle en su contra desde una casa ubicada frente al Hotel Lorraine, cuando el reverendo se encontraba en Memphis, Tennessee.
El asesino del reverendo dejó huellas en la casa que había rentado y fue detenido en Londres, en el Aeropuerto Heathrow, extraditado a Estados Unidos y sentenciado a 99 años de prisión. Murió en la cárcel el 23 de abril de 1998.
A 57 años del histórico discurso, las palabras continúan haciendo eco en un país donde las desigualdades y el abuso de autoridad sobre algunos afroamericanos parecen no detenerse.