Las calamidades azotan al mundo.
México, no es la excepción.
Como en el antiguo Egipto de los Faraones protagonistas del Éxodo, las plagas se apoderan de la tierra y causan terror entre los creyentes de las religiones in!uyentes.
El Coronavirus; las arenas del Sahara; la plaga de langostas que surca los cielos; la hambruna que se recrudece; la delincuencia que azota todos los rincones; las adicciones que se multiplican matando o enloqueciendo a la gente; la pérdida de valores; los crímenes por la ambición desmedida del poder y el dinero; la alta corrupción e impunidad.
Se ha extraviado el miedo y respeto a Dios.
Mucho menos se cree en los gobernantes.
Hay excepciones, sin duda. No todo es malo.
La sombra de la muerte cubre invisible los aires.
¿Es que nada importa?
¿No hay conciencia?
Es tiempo de reflexionar.