*Poco antes, una niña murió igual
Luis Enrique Quintero
Aún se encuentra prófugo de la ley el peligroso y cobarde cafre del volante de la Ruta 76 que atropelló y mató a dos mujeres (madre e hija) el miércoles de la semana pasada. Horas antes, una niña corrió la misma suerte al ser arrollada por otro bárbaro de la Ruta 45-A.
Los trágicos hechos en que perdieron la vida Ofelia y Adriana, de 72 y 42 años de edad, ocurrieron en la esquina de 16 de Septiembre y 11 oriente-poniente, por donde el chofer circulaba a gran velocidad, sin ninguna precaución, como casi todos esos cafres del transporte público que operan impunemente en Puebla.
Las ahora occisas caminaban sobre la 16 de Septiembre, con dirección al Zócalo, pero al atravesar la calle fueron embestidas por el microbús que cubre la ruta Zaragoza-Libertad, después de lo cual el miserable homicida escapó y hasta el momento no ha sido localizado.
Madre e hija fueron veladas este fin de semana en la funeraria “Cristo Rey” para luego ser sepultadas en el Panteón Jardín, al sur de la ciudad, en medio de protestas, muestras de indignación y coraje y, desde luego, de exigencias de justicia.
OTRA TRAGEDIA.
Un día antes, (la tarde del martes), una niña de sólo un año ocho meses de edad, fue atropellada y muerta por un chofer de la ruta 45-A, en bulevar Las Torres y calle Orión, al sur de esta capital, cuando la pequeña iba cruzando la calle apoyada en su madre quien, de milagro, se salvó.