Era de esperarse que los empresarios de México rechazaran los aranceles de la Administración Trump, por el impacto que estas medidas tendrán en la economía azteca. Lo ha dicho el Consejo Coordinador Empresarial, que ha lamentado la incertidumbre en la que se encuentran por las idas y venidas de Gobierno estadounidense.
Pero las voces de los mexicanos no son las únicas que se han alzado contra las medidas de la Casa Blanca. También se han manifestado empresarios de Estados Unidos (EEUU) que esperan que Trump dé marcha atrás.
Los precios ya suben
La FED estadounidense, en la encuesta empresarial de su Libro Beige difundida el pasado 5 de marzo, evidenció que las empresas temen que los aranceles las obliguen a aumentar los precios, e incluso algunas reportaban haberlos elevado de manera “preventiva”.
La Asociación Nacional de Fabricantes (NAM), en febrero pasado, manifestó públicamente que entienden “la necesidad de abordar cualquier tipo de crisis relacionada con el cruce de drogas ilícitas en nuestra frontera y esperamos que los tres países puedan unirse rápidamente para enfrentar este desafío”, pero instó a mantener los beneficios del acuerdo comercial trinacional por encima de cualquier otra consideración.
Pérdida de empleo
De acuerdo con la NAM, “un arancel del 25 % sobre Canadá y México amenaza con trastocar las mismas cadenas de suministro que han hecho que la manufactura de EEUU sea más competitiva globalmente”.
Y señalan que las consecuencias serán grandes: “Los efectos en cadena serán graves, especialmente para los fabricantes pequeños y medianos que carecen de la flexibilidad y el capital para encontrar rápidamente proveedores alternativos o absorber los costos de energía disparados. Estos negocios, que emplean a millones de trabajadores estadounidenses, enfrentarán interrupciones significativas”.
En el discurso de la NAM, difundido por El Informador, queda claro que los puestos de trabajo se ponen en riesgo: “En última instancia, los fabricantes soportarán el peso de estos aranceles, socavando nuestra capacidad de vender nuestros productos a un precio competitivo y poniendo en riesgo los empleos estadounidenses”.
En su llamado de atención, subrayaron que están dispuestos a seguir trabajando con la Administración para buscar soluciones. “Estamos listos para trabajar con el presidente Trump para garantizar una estrategia comercial que refuerce la fortaleza de Estados Unidos, responsabilizando a los malos actores mientras preservamos los logros del exitoso T-MEC y promovemos políticas que sostengan el crecimiento de la manufactura aquí en casa”, expresaron.